En 2015, me diagnosticaron melanoma con metástasis en los pulmones, los huesos y el retroperitoneo. Sentí que mi mundo se derrumbaba. La palabra “metástasis” era aterradora, y la incertidumbre sobre si podría superar esta enfermedad me llenaba de angustia. Afortunadamente, los tratamientos funcionaron, y después de muchas batallas, llegué a la remisión.
Físicamente, mi cuerpo lleva las huellas de esta enfermedad. Los tratamientos fueron intensos: fatiga constante, dolor y los efectos secundarios me recordaban diariamente lo frágil que puede ser la vida. Pero cada pequeño progreso fue una victoria.
Emocionalmente, ha sido un viaje transformador. Pasé de sentirme desesperanzado a encontrar fuerza en mi familia, mis amigos y, sobre todo, en mí mismo. Cada revisión médica es un momento de ansiedad, pero también me recuerda lo lejos que he llegado. Hoy, valoro cada día como una nueva oportunidad, disfrutando de las cosas simples con gratitud y esperanza renovada.
Rodolfo Greve
Constructor civil
El melanoma etapa IV es un cáncer de piel avanzado que se ha diseminado a órganos distantes o ganglios linfáticos, presentando síntomas como lesiones pigmentadas, fatiga, pérdida de peso y dolor generalizado.
El cáncer me ha convertido en una obra constante de transformación
En 2015, fue diagnosticado de melanoma con metástasis pulmonares, óseas y retroperitoneales. Con el tratamiento salió adelante, transformando cada victoria en una nueva oportunidad.
El tratamiento consistió en los siguientes procedimientos