Impacto emocional y físico

Cuando me dijeron que mi carcinoma basocelular había vuelto, sentí una mezcla de miedo, frustración y agotamiento. Aunque me habían explicado que este tipo de cáncer de piel no suele ser mortal, la idea de enfrentar nuevamente cirugías y tratamientos me resultó abrumadora. A mis años, pensé que ya había superado este capítulo, pero ahora siento que el cáncer me persigue.

Físicamente, las intervenciones han dejado cicatrices visibles que me hacen sentir incómodo con mi apariencia. Las zonas afectadas, principalmente en la cara y el cuello, son sensibles y a veces dolorosas.

Emocionalmente, la incertidumbre de que pueda volver a aparecer me genera ansiedad constante. He aprendido a protegerme más del sol y a cuidar mi piel, pero el miedo nunca desaparece del todo. A pesar de esto, trato de mantenerme optimista, agradecido por el apoyo de mi familia y decidido a enfrentar este desafío una vez más.